Gabriela Mistral - Revolucionaria
JORGE TEILLIER
Ahora sus manos duermen
inmóviles en sus rodillas,
pero antes ha mostrado
el pan blanco para
nuestra hambre,
o vertieron sobre las
llagas
el dulce, eterno sol de
la esperanza.
Ahora su boca está muda
para nuestra boca,
pero nos ha dejado
la palabra que hace
detener la primavera,
esa palabra más
profunda
que el sueño de las
piedras bajo las nieves de otros siglos.
Ahora su oído es un pez
ciego, una corola rota,
pero ya no hay silencio
porque la ola del
silencio halló su arena para morir,
y sobre esa arena no
habrá campanas brillantes ni tambores de luto
sino un coro de niños
pobres nimbados por mendrugos.
Porque allá está donde
todo se recupera.
Nos aguarda en lo más
hondo del día y de la tierra,
lejos de donde las sombras
puedan jamás hallarnos,
resplandeciendo en su
muerte.
Su muerte perfecta como
un cántaro
Gabriela Mistral – Revolucionaria
Homenaje 65 años de su fallecimiento
EPITAFIO
¡Yo soy Lucila
Alcayaga,
Alias Gabriela
Mistral,
Primero recibí el
Nobel
y después el
Nacional!
“A pesar de que estoy
muerta,
me sigo sintiendo
mal.
Porque no me dieron
nunca,
el Premio Municipal”
Gabriela Mistral
fallece el 10 de enero de 1957, a las 4:10 horas en el Hospital General de
Hampstead, en Nueva York, junto de su custodia, Doris Dana. Diabetes,
cáncer de páncreas, sellaron la vida del bate.
Doris Dana acompañó a Gabriela, durante los
últimos 9 años de su vida: los más taciturnos posteriormente de la muerte
de Yin Yin, en 1943, Gabriela queda devastada. En 1945 recibe el premio Nobel
de literatura, encontrándose muy triste y sola, dañada por el dolor que
había causado menoscabos. Ella dice --lo único que le queda es morir- Asume un
cargo diplomático en Estados Unidos. Da conferencias en varias Universidades, motivo
por el que se topa con Doris Dana. Después de un año Gabriela recibe a
Doris, por gran insistencia de conocerle. Se encuentran en momentos
personales dolorosos. Doris es su compañera en el último período de la vida de
Gabriela Mistral, convirtiéndose en su Secretaria, traductora,
compiladora, recordatorio activo ante la quebrantada memoria de Gabriela;
debido a su avanzada diabetes, y tantas cosas domésticas que Gabriela como
genio ido, en ningún tiempo importó hacer-
En todo el continente
hispanoamericano se brindan masivos homenajes durante su trayecto a Chile… Los
restos mortales de Gabriela Mistral, se posan en el Aeropuerto de Cerrillos;
fue transportada a la Universidad de Chile en Santiago. Se decretó tres días de
duelo oficial; alrededor de su féretro pasaron miles de ciudadanos para
despedirse. El 21 de enero se realizan los funerales, se constituye en una
apoteosis de un pueblo agradecido; al igual que sucediera con su amigo y ex
Presidente de la República don Pedro Aguirre Cerda.
LIBERTAD Y EMANCIPACIÓN
A comienzos del siglo
pasado, lo beaterio de la sociedad, proporcionó un estereotipo que se debía
seguir, por ello, habitual fue criticar lo diferente que no encajara con lo
establecido. Gabriela fue una de ellas, luchó y venció la adversidad con su
rompehielos de vida, innovó al expresarse tanto en la Educación como en la
Literatura. Sólo un genio en esa adversidad consiguió hacer lo que ella forjó.
“El Arte y Literatura es siempre una buena arma para expresar aquello que no
encaja, rompió esquemas como en este caso. Y en una América Latina postergada,
con afán de Libertad y progreso”.
Gabriela Mistral
quebró lo límites de la casa, de la vida privada, confinada que se ocultaba
bajo las alas de los cuervos, que anunciaban la vulgarización de la mujer que
transitaba sola por las calles, que perdían los encantos sensibles de la
aristocracia, y de caer a lo plebeyo. Gabriela Mistral con sed de “Libertad”,
valientemente enfrentó a lo público que sólo estaba destinado a los hombres. En
Gabriela fue más afanosa la necesidad de comunicar, de conceder conocimientos,
revelar su inteligencia.
En sus venas ardía la
sangre de proveer, esto, la llevó a incontables desavenencias e injurias. La
sociedad no la doblegó, ni obligó lo beaterio a crear una familia, se trazó uno
de los caminos más difíciles, como es, además, el de la literatura, el arte y
la cultura. En la ciudad de Coquimbo la “Hermandad Laica y Masona”, la apoyó en
la publicación de sus primeros trabajos literarios. Pasó lo límites al no
decorarse a usanza de las mujeres aristócratas de la época. Comenzó a trabajar
fuera del hogar, contra vientos y mareas ejerció una “profesión autodidacta”,
la de maestra. Rechazó los “Movimientos Pro Emancipación de la Mujer Chilena”,
por lo elitista, al no acercar a las mujeres y a los verdaderos problemas
sociales, políticos y culturales, sin ni siquiera intentar sacar a la mujer de
la casa, conectarla con el mundo y sus problemas, que son de todos.
Gabriela Mistral una
espina del “Árbol de la Cruz de Querétaro”, para la emancipación de la tutela
masculina, al integrarse al mundo laboral, con opinión política y literaria.
Admirada por Pedro Aguirre Cerda, en esas gratas tertulias en la ciudad de Los
Andes, donde visualizaban soluciones a los grandes problemas agrarios y
laborales de los géneros. Lugar desde donde escribió para la Revista de
los X, y otras más, admirada por Pedro Prado. En esos años, se enamoró
profundamente de Magallanes Moure, y fue reciproco.
Gabriela Mistral con
sus opiniones y escritos, pasaron las fronteras de Chile, de Hispanoamérica,
por eso, y otras calificaciones positivas, fue elegida por José de Vasconcelos
de México, para integrarse a un equipo de educadores mexicanos, la
“Reforma Nacional Educacional”.
Efectivamente,
Gabriela Mistral presagió el destino de los movimientos feministas de los años
20 y 30. Porque hoy, el feminismo aún no tiene un espacio público, no está
visible, vive en un hermetismo. Sin embargo, el feminismo discreto y
cauto que practicó Gabriela Mistral, toma cada día más valor, es
integrador, reconociendo sus capacidades como mujeres, interpretando sus
propias experiencias vitales, sus necesidades, definiendo sus valores de manera
autónoma. Gabriela Mistral en los años 20 y 30, avanzó en contra de las
injusticias sociales que afectaban a las mujeres, madres y niños, luchó por la
educación libre, obligatoria y gratuita, por los Derechos Humanos en el sentido
más amplio.
Gabriela Mistral de
ningún modo pretendió desmantelar la jerarquía masculina, ni el dualismo
sexual, siempre fue pro-mujer, jamás anti-hombre, su Prosa y Poesía así lo
demuestra. Creyó en la gesta política, en la construcción de nuevas sociedades
en Latinoamérica, integrando a la mujer en lo público, en lo político y, por
tanto, en las deliberaciones respecto a los deberes y derechos como individuos,
sin demostrar el “emanciparse”, sino, por la libertad y las oportunidades, de
asumir roles en el ámbito público, en igualdad de condiciones con los hombres,
reconociendo sus diferencias en otros oficios.
En las sociedades
latinoamericanas. Gabriela Mistral rebasó las fronteras de la vida como mujer y
en lo general, se defendió y ganó al absorber todo ese cambio, “mujer libre, en
un escenario adverso”. Si nos detenemos hoy, estos temas siguen siendo un
problema para el siglo XXI.
“Un niño a mi
lado se apoderaría a tal punto de mi corazón, que me impediría amar al de
enfrente, al de la esquina, a todos los demás”.
G. M. (1925)
DIGNIDAD
En ningún tiempo será
de buen tono escabullir en la vida privada de las personas, es más, de aquellos
íconos que existen en nuestra memoria, sin poder defenderse, que están en la
evocación colectiva, de los que fueron y fuimos defendidos, peor aún, aquél
estentóreo no sabe “quién es Gabriela Mistral es su inmensidad humana,
intelectual, poética, política, diplomática y social”. Sin dejar la posibilidad
de estudio, a nuevas generaciones por construir un espacio mejor de vida.
Es torpe situar y desvirtuar la obra de nuestra creadora, con imaginarios y burdos
pasajes de la vida personal, sin tomar su legado en su contexto general. De
esta forma manifiestan la mezquindad de quienes las escriben, dañando su propia
dignidad.
OBRA DE GABRIELA MISTRAL
Con los textos de
Gabriela Mistral incluidos en este epítome, afirmo el amor con que fueron
escritos, intento cumplir, uno de su más preciado interés, -que su obra
alcanzara a todo Chile-, -fuese accesible a todo el mundo-. En realidad, la
obra completa de Gabriela Mistral es mucho más, de lo que expongo en este
compendio, por sí, están sus libros que ella publicó: Desolación (1922),
Lecturas para mujeres (1923), Ternura (1924), Breve descripción de Chile
(1934), Tala (1938), Lagar (1954), Contando a Chile (1957) Edición póstuma por
Doris Dana. Lo restante, son publicaciones en la prensa o revistas, por
ejemplo: en Argentina, el Diario “El Tiempo”, “La Nación” y “El Gráfico”; en
“El Espectador” de Colombia, en donde regularmente envió Artículos por más de 6
años, (refiriéndose a los más diversos temas). En la Revista “Repertorio
Americano” de Costa Rica, en el cual publicó durante 32 años
ininterrumpidamente, desde el año 1919 con su prosa, “La oración de la
Maestra”, hasta el año 1951, con otra prosa, “Kindergarten”, en total, se
registran más de una treintena de ellas, de carácter rigurosamente pedagógico.
–
El inventario de
publicaciones de Gabriela Mistral, en la revista “Repertorio Americano”, es tan
variado como numeroso; se contabilizan casi -dos centenares-: de
poesías, canciones, prosas, epístolas, boletines, críticas, biografías,
comentarios políticos, filosóficos y estéticos, así como experiencias
pedagógicas, cuentos y críticas literarias.
El animoso interés de
Gabriela Mistral por apoyar la obra impulsada y dirigida por don Joaquín García
Monge, con quien logró establecer una entrañable amistad. Su aporte a la
revista fue trascendental en su consolidación, no sólo por la constancia y
profundidad, derivada de sus publicaciones, sino por la defensa y exhortación
universal, convocó a diferentes intelectuales de participar activamente en la
revista, Gabriela Mistral pregona con decidida convicción, “Una institución del
espíritu”, en el cual expresa:
…García Monge ha trabajado para cada uno de nosotros,
y no hay nadie quien no le deba algo, entre cuantos tenemos la pretensión de
12. La categoría contextos de aprendizaje se utiliza en una acepción más amplia
del hecho educativo, con la cual se designa desde una perspectiva positivista
el objeto de estudio de la pedagogía, reduciendo el fenómeno a una
consideración histórica y estática. Por el contrario, contextos de aprendizaje
permite construir un objeto de estudio pedagógico mucho más contextualizado,
dinámico e integrador. Aprendizaje o de docencia, en estos países. Ahí hemos
conocido el último buen poeta o nos han llevado de la mano a comprar la mejor
novela del año. (R.A., XI, N° 13, 1922,7 de diciembre, p. 193).
Líneas más adelante
asevera con vehemencia:
…Allí la síntesis filosófica; allí la tribuna de la
-escuela nueva-, allí el poema depurado; allí el bravo comentario social: allí
la voz de aliento para el que trabaja denodadamente: allí todos, uno a uno, los
compartimientos del espíritu, el de la gracia y el de la verdad, teniendo la
gracia el mismo espacio que la política y la historia el mismo que el folklore.
(Ibídem)- “De Toda Gabriela Mistral” en Repertorio Americano.
BORRAR UN MITO IMPROPIO
Gabriela Mistral
envió trabajos a tantos países, incluyendo en el País, en donde
transitoriamente le tocó vivir. Resaltan los más simultáneos como: “La Nación”
de Argentina, “El Mercurio” de Chile, “El Espectador” de Colombia cada semana o
mensual, y regularmente, “Repertorio Americano” de Costa Rica; “Excélsior” y
“Cuadernos Americanos” de México. Razón por la cual, sus textos se repiten
constantemente en diferentes Bibliotecas Latinoamericanas.
Si nos preguntamos
¿cómo conseguía dinero?, esta es la respuesta, sus artículos fueron remunerados
rigurosamente, dineros que fueron depositados periódicamente. En cambio, en
Chile, bajo el Régimen de Carlos Ibáñez del Campo, ordenó suspender por 6
años su mensualidad, dineros que se reajustaban arbitrariamente y enviaban
irregularmente. Por lo demás, al cambio le resultaba reducido.
Nos hemos
dado cuenta en el tiempo transcurrido, que aún no sabemos ¿quién es ésta
Gabriela?; ¿ésta poeta tan reservada?
Cuando tenía
17 años protegió a la mujer publicando un artículo en un Periódico
Regional; patrocinó la Reforma Agraria; la Educación Primaria y Obligatoria,
como rúbrica en su enseñanza; su servicio vocacional a su Patria y América
Latina, defendiendo el principio fundamental que es la educación de calidad,
para todos los niños; insistió que los profesores deben ser felices en lo que
hacen, felices en sus vidas; entendió claramente que los niños son un ser
integral, que a veces no es tan importante el contenido de las materias, sino,
la formación de individuos.
A pesar de
haber sido perseguida y calumniada por jacobinos políticos, y mesiánicos
beaterios, por no tener Título Académico reglamentado. Y no subscribió
militancia a Partido Político alguno, que le sirviera de mecenas.
“La enseñanza
ha de estar llena de espíritu; el maestro para darla, debe ser un hombre
idealista no por accidente sino por vida interior; sin desdeñar el confort de
la sala y el auxilio del material copioso, hay que recordar que el alma del
maestro importa más que eso, mucho más.”
“Todos los vicios y las mezquindades de un pueblo son vicios de sus maestros.”
G.
M.
Hay quienes han
dedicado extensos estudios o ensayos, en tratar de establecer si “Desolación”,
que ciertamente, es una de las obras capitales de la literatura latinoamericana
del siglo XX. No hay duda que ella se enmarcó dentro del modernismo. Me atrevo a
decir, que enseguida pasa a ser la primera muestra del post-modernismo
emergente por aquellos años.
Surge tras ella una
poesía que se ha denominado "posmodernista" (equivocadamente pues no
es una continuación del modernismo) que supera la poesía más grandilocuente del
modernismo y se centra en temas cotidianos y aparentemente mundanos. Se trata
de una poesía simplemente intimista. Su poesía es sencilla y delicada, con
temas como la muerte, el dolor, la soledad... Gabriela Mistral representa esta
línea intimista alejada del modernismo, al mismo tiempo de las vanguardias que
ya habían aparecido. Ella apostó por una poesía más personal y humana, lejos de
las modas. Gracias a su maestría pronto su voz hizo un lugar propio. Como La
Argentina, Alfonsina Storni (1892-1938) y La Uruguaya, Juana de Ibarbourou
(1895-1979), posteriormente, fueron grandes amigas y confidentes. Gabriela
Mistral manifestó en su obra, en relación a no adscribirse a ninguna escuela, o
tendencia literaria, más o menos oficial, o académicamente canonizada. Sí podemos
apreciar algunos guiños a varios autores, es indudable que lo propio de lo
Mistraliano, es un ser que se nutre y brota de la vida misma… fue ésta su
escuela lírica y no otra.
Gabriela Mistral
recorre Europa y el mundo con vuestra poesía, diferentes de otros poetas
chilenos y latinoamericanos, que viajaron a buscar estilos, poetas y poesía, -incluyendo
a nuestro gran Huidobro, que, a posterior, desde Latinoamérica asentó estilo:
poco criollista, surrealista, anti-poeta, creacionista e imaginista. El
Creacionismo es el resultado de su escapismo, con algo de estética poco
americanista, pero si su aspecto expresivo de este continente. Quizás
paradójico, un americanismo con cierto contenido europeizante-
RESPETO A LA POETA INTERNACIONALISTA Y REVOLUCIONARIA
Mis respetos a los autores estudiosos de Gabriela: Carlos Roberto Mondaca, Federico de Onís, Raúl Silva Castro, Alejandro Gumucio, Manuel Guzmán Maturana, Virgilio Figueroa, Roque Esteban Scarpa, Sergio Fernández Larraín, Marie-Lise Gazarian-Gautier, Marybel Soto, Francisco González y Mario Oliva. “Mistralianos”, Nacionales e Internacionales, con estudios serios y de gran categoría, sin embargo, no puedo evitar de concebir desagrado: de publicaciones pequeñas y parciales de la obra de Gabriela Mistral, que dejan sabor a nada, grandes “Prólogos” y escasa obra, falseando la imagen a su persona; de nuestro ícono. En donde sólo resaltan sus “egos”; personajes usurpadores, que no son aceptados en el mundo de la creación literaria, llevándola a una élite, que sólo ha servido más de manejo vanidoso que cultural, de quienes las escriben, que faltan el respeto al lector.
Su figura y su nombre
han sido utilizados en símbolos patrios. Ícono del -Libre Mercado-, debido a su
familiaridad para el común de los chilenos. Su retrato es utilizado en un
billete junto a próceres nacionales, como, Manuel Rodríguez, Bernardo O’Higgins
y Arturo Prat entre otros.
Gabriela Mistral, es
el nombre más utilizado para nombrar escuelas, bibliotecas, Universidad, Editoriales,
una marca de licor y cuadernos, una Caja de Compensación, finalmente, un
Centro Cultural Semiprivado financiado por el Estado, el más grande del país.
Este
sobre-utilización de la imagen de Gabriela Mistral, no ha significado en lo
absoluto una popularización de su obra.
Si bien su poesía
infantil, es parte de cierta sabiduría popular, su poesía más rigurosa y aguda,
como su prosa, es material aún ignorado por muchos.
Durante el Régimen
Militar a la fecha, seguimos potenciando, a la poetisa infantil sin fortalecer
el total de su enorme obra. Como resultado, sólo se conoce la imagen popular de
Mistral, como la creadora exclusivamente de rondas, oraciones y canciones de
cuna, como una mujer tierna y simple, una madre que sólo abriga a sus niños, la
madre buena que apacigua.
Esto deberá cambiar,
pretendemos conocer a la Gabriela mujer, al genio, a la Nobel que tiene opción
de vida particular, sin contraer matrimonio, la Gabriela que tuvo grandes
amores, apasionada y excitante, con el hombre que se antojó amar, visionaria,
poseedora de un pensamiento crítico sobre los procesos educacionales,
políticos, sociales, agrarios, artísticos y económicos del mundo, sobre todo,
de América Latina.
Alcanzando un
reconocimiento internacional notable, el cual sobrepasa con creces al recibido
en nuestro país. Carácter fuerte y dura opinión, directa, fastidiosa para
algunos pocos delicados. La mayoría debiera saber que Gabriela Mistral,
participó activamente en la “Reforma del Sistema de Bibliotecas en México”
junto a José de Vasconcelos. Estuvo con el General Francisco Villa, quien elogio
a Gabriela en medio de la transición Revolucionaria a la Democracia, que fue
asesinado un 20 de julio de 1923. Sin miedo, entre ajusticiamientos y rezagados
disparando; armó su equipo de trabajo y se fue al campo a educar.
Donó la mayor parte
de sus colecciones de libros, -unos tres mil volúmenes-, a la biblioteca
pública de Vicuña, representó a Chile en diferentes Organizaciones
Internacionales, incluyendo en la ONU, con el tema “Condición Jurídica y Social
de la Mujer”, en 1954, y en 1955, en la gran sala de la ONU con “Mensaje sobre
los Derecho Humanos”.
Es muy relevante señalar
que fue la primera mujer chilena que representó a nuestro país en la
Asamblea de las Naciones Unidas. Su ideal de paz, de justicia, de concordia
entre los seres humanos, su fe en la educación y en los valores del diálogo
entre las culturas, son los ideales que animan la acción de la UNESCO,
conmemorada con una Placa Grabada” ocupando un sitial póstumo. Fue rechazada
por el fascista Mussolini. Estuvo en España y rechazó la Dictadura de Franco,
se relacionó con la “Resistencia”, con Victoria Kent y otros poetas.
Aportó ideas a la
Reforma Agraria en Chile, con Pedro Aguirre Cerda en su libro “Problema
Agrario” y con Eduardo Frei Montalva. Nuestra Gabriela mantuvo una relación
clandestina con Augusto César Sandino de Nicaragua. Ayudó a los niños españoles
huérfanos producto de la Guerra Civil; dedicó poemas y donó las utilidades de
uno de sus libros. Y tantas otras cosas que podemos decir de nuestra
Revolucionaria.
SU TESTAMENTO Y DERECHO DE AUTOR
Gabriela Mistral
estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur,
debía destinarse a los niños sin recursos de Montegrande. Y la venta de su obra
en otras partes del mundo, a Doris Dana y su más noble amiga Palma Guillén,
quien honorablemente renunció a la herencia, en beneficio de los niños sin
recursos de Chile. Esta petición de la poetisa no se había podido realizar
debido al Decreto Nº 2160; que derivaba los fondos a editoriales e
intelectuales. Finalmente, se restableció su Testamento, derogando tal decreto.
Actualmente los ingresos producto de su obra, debieran llegar a los niños de
Montegrande en el valle del Elqui, a través de la Fundación “Fondo Franciscano
Hermana Gabriela Mistral”- quienes son los custodios del legado de la
poeta, los Derechos de Autor; los derechos íntegros al patrimonio de Gabriela
Mistral, de las publicaciones- enteras o parciales- -denuncio que numerosas de ellas han sido
publicada sin autorización, son punibles bajo la protección del Derecho de
Autor-
Cito: CAPITULO
II Sujetos del Derecho: Artículo 6°- Sólo corresponde al titular del derecho de
autor decidir sobre la divulgación parcial o total de la obra. Artículo
7°- Es titular original del derecho es el autor de la obra. Es titular
secundario del derecho el que la adquiera del autor a cualquier título…” (En
este caso es la Orden Franciscana de Chile) y Artículo 10.- La protección
otorgada por esta ley dura por toda la vida del autor y se extiende hasta por
70 años más, contados desde la fecha de su fallecimiento…”
Cito: Derechos de Autor.
- Los tipos de derechos de acuerdo con la
legislación chilena se dividen en dos:
a)
Morales:
Artículo 3) Mantener
la obra inédita. -Sobre esto, la sensibilidad y derecho de Gabriela
Mistral, al no querer publicar sus textos, inéditos -han sido violados por
personajes inadaptados que se arrogan Potestad sin que nada se las otorgara-
b) Patrimoniales:
Consisten en la
utilización de la obra, ya sea su publicación, reproducción, adaptación,
ejecución, traducción o transformación. Los derechos patrimoniales pueden ser
cedidos a terceras partes, previa autorización del autor o titular de los
derechos. “Como es el caso a la Orden Franciscana de Chile”. La
Ley Nº 17.336, sobre Propiedad Intelectual, de 2 de octubre de 1970.
RESPETO A LA DIGNIDAD DEL SER
Gabriela Mistral
contrajo matrimonio con la vida misma, con la literatura, la poesía, la
educación; por nosotros, y generaciones venideras, con la libertad. Se adhirió
con amor a su América.
Revolucionaria,
no deseaba casarse y menos dedicar tiempo a un matrimonio. Gabriela Mistral
leía de día y de noche, escribía de día y de noche, miles de epístolas, cientos
de artículos, cientos de poesías, de pensamientos, ideas, protegiendo su
América. ¡Qué bien por todos nosotros y para las generaciones venideras!
Lamento de esos
personajes desvirtuados que aún siguen denostando. Inclusive, se vio obligada a
desmentir por su embestidura poética, dignidad y diplomacia, acosada de rumores
de que no era mujer. Es muy triste distraer a un genio creador, obligándole a
revelar más su resentimiento, desmintiendo calumnias:
- “Acerca de
Chile, mientras menos se diga, mejor”. –Respondió una vez Gabriela
Mistral.
-En otra ocasión
declaró:
“Incluso
me han colgado este tonto lesbianismo, lo cual me hiere en una forma que no
puedo siquiera poner en palabras. ¿Es posible ver una falsedad mayor?”.
- “¡América,
América!
Todo
por ella, porque todo nos vendrá de ella.” Gritó Gabriela.
Ésta jovencita
de 16 años, -edad de las muñecas-, pide que se instruya a las mujeres en un
artículo publicado en un periódico de Coquimbo, por ése sólo hecho, fue tildada
inmediatamente de feminista. Otros, más ignorantes la tildaron de
marimacha, y otros epítetos repugnantes.
Gabriela Mistral,
estaba por la dignificación de las mujeres como seres humanos y ciudadanas,
hasta entonces, de segunda clase. Visualiza la educación como la única
posibilidad de hacer de ellas personas libres, dignas y capaces de revertir la
ignorancia de las futuras generaciones. En tiempos en que las mujeres estaban
confinadas y condenadas a quedarse en sus casas para cocinar, engendrar hijos y
atender maridos.
Gabriela
Mistral fue una Revolucionaria como lo diría Joaquín Edwards Bello, la recuerda
en París en misiones oficiales, “ensimismada soñaba con la democracia,
con el reparto agrario, con la suerte de Puerto Rico y Nicaragua”. Y
precisamente en uno de los textos de apoyo a la gesta de Sandino, Gabriela
escribió: “…voy convenciéndome de que caminan por la América,
vertiginosos tiempos en que no digo las mujeres, sino los niños también, han de
tener que hablar de política, porque vendría a ser (perversa política) la
entrega de las riquezas de nuestros pueblos, el latifundio de puños cerrados,
que impide una decorosa y salvadora división del suelo, la escuela vieja, que
no da oficios al niño pobre, y da al profesional a medias su especialidad, el
jacobinismo avinagrado, de puro añejo que niega la libertad de cultos, que
conocen los países cultos, las influencias extranjeras, que ya desnudan con
absoluto impudor ante nuestros gobernantes”.
Una Enorme Revolucionaria
Gabriela Mistral dijo
una vez: “me gustaría que bautizaran un cerro de Montegrande en mi
honor”, producto de una conversación a su loable y desinteresada labor
realizada a nivel Mundial, siendo una Mestiza de la Cordillera, de un Valle con
cerros hermosos; lo consiguió póstumamente: el 7 de abril de 1991, en el que
sería su 102 cumpleaños, el cerro Fraile pasó a llamarse Gabriela Mistral.
“Yo he sido,
sin embargo, un espíritu desesperado, amargo y enviciado en su amargura, como
en una droga diabólica. Una de mis mudanzas enormes es mi busca de la alegría.
La busco hoy con una preocupación casi infantil. Me creo la alegría de mañana;
al levantarme pienso en la de hoy. Es cómico: casi me la organizo oficialmente.
Procuro, en primer lugar, no tener esas horas muertas, en que el alma se va
hacia la tristeza, como el ciervo al agua, naturalmente.” G. M. 1905.
Roberto Matta dijo de
Gabriela: “fue una enorme revolucionaria en el sentido más humano del
término”.
No fue marxista ni
menos anarquista, pero no se opuso a las transformaciones profundas. Elogiaba
cosas del comunismo y criticaba duramente otras, como la política
antirreligiosa, y las medidas que ponían en riesgo la familia. Rechazó los
“Movimientos Pro Emancipación de la Mujer Chilena”, por lo elitista, al no
acercar a las mujeres y a los verdaderos problemas sociales, políticos y
culturales, sin ni siquiera intentar sacar a la mujer de la casa, conectarla
con el mundo y sus problemas, que son de todos. Participó activamente en la
“Reforma del Sistema de Bibliotecas en México” junto a José de Vasconcelos.
Estuvo con el General Francisco Villa, quien elogio a Gabriela en medio de
la transición Revolucionaria a la Democracia, que fue asesinado un 20 de julio
de 1923. Sin miedo, entre ajusticiamientos y rezagados disparando; armó su
equipo de trabajo y se fue al campo a educar. Donó la mayor parte de sus
colecciones de libros, -unos tres mil volúmenes-, a la biblioteca pública de
Vicuña. Representó a Chile en diferentes Organizaciones Internacionales,
incluyendo en la ONU, con el tema “Condición Jurídica y Social de la Mujer”, en
1954, y en 1955, en la gran sala de la ONU con “Mensaje sobre los Derecho
Humanos”. Denunció la invasión soviética
a Finlandia en 1939, apoyó la política de paz de la URSS durante la postguerra.
Del mismo modo rechazó la política anticomunista de González Videla en
Chile, entre otros acontecimientos.
Estuvo cerca de los
principales líderes socialcristianos como Eduardo Frei y Radomiro Tomic,
de quien fue amiga y comadre, no por eso, se definió como democratacristiana.
Gabriela deseo una
Iglesia al servicio de los sin recursos, una distribución equitativa de la
riqueza, con respeto inamovible por el individuo, su singularidad y su derecho
a auto-gobernar sus decisiones. Quería, aseguraba, conservar “la mayor
suma de individualismo dentro de una norma colectivista”. Su fundamento
era básicamente ético y cristiano, dentro de una religiosidad singular,
inicialmente católica, luego budista y con inclinaciones teosóficas, hasta
volver al catolicismo inicial matizado por la permanente lectura de la Biblia,
su admiración por San Francisco de Asís. Gabriela Mistral, seglar de la Orden
Franciscana Menor.
EL CERRO DE GABRIELA MISTRAL. -
En noviembre nos reunimos en La Casa del Escritor, en Simpson 7, con el escritor y testarudo por definición José Chapochnik. Alto y flaco espécimen
de la voluntad que raya en la locura, ya que él es el hombre que cumplió
uno de los deseos que Gabriela Mistral, pidió a Chile para que se le recordara
en su querido Montegrande.
Pero viajemos por esta
historia en orden cronológico, acompañados de los recuerdos y emociones de su
artífice ...En diciembre de 1945 Gabriela Mistral ganó el Premio Nobel de
Literatura. Eso produjo un gran revuelo acá en Chile, tal que desde ese mismo
instante comenzó a recaudarse dinero para construirle un monumento en homenaje
en La Serena. El dinero se reunió en 1947, eran 250 mil pesos de la época, y la
obra fue encargada a la escultora y amiga de ella Laura Rodig. Mistral, que en
ese momento era Cónsul de Chile y residía en Monrovia, recibe esta noticia con
un disgusto mayúsculo y, siendo como era, resuelve enviar dos cartas urgentes:
una dirigida a su amiga Isolina Barraza y la otra al gobierno del presidente
Gabriel González Videla. En ellas deja muy en claro que no le interesan los
homenajes, que prefiere mil veces que todo lo reunido se reparta entre los
niños pobres del Valle del Elqui, y, en caso de que insistan con el asunto, les
recuerda que lo que ella más ama es la naturaleza y que elijan entre uno de los
cientos de cerros de su tierra natal para que lleve su nombre, de esta forma se
sentiría perpetuada y no le costaría nada al erario nacional.
Sin embargo, ¡las vueltas que debió darse en su tumba la Mistral,
si supiera que esta idea, en apariencia sencilla, sólo se concretó 44 años más
tarde!
Las autoridades de la época quedaron de una pieza. ¿Acaso
pretende esta mujer burlarse de ellos? Lo cierto es que su petición quedó
escondida en algún rincón de la pieza de burócratas llenándose de herrumbre,
situándose en el olvido.
Pero hubo gente que no quería que así sucediera. Desde su
amiga Isolina que por más de veinte años bregó una lucha frente a ciegos
de timbres y sordos de formularios sin ningún resultado. Otros intentaron la
empresa, pero de nuevo los rostros como puertas cerradas se paseaban por las
oficinas municipales, por los pasillos de los gobiernos.
“EL TURCO” ENTRA EN ESCENA. -
Cómo llegó este “regalo” a las manos de Chapochnik (algunos de sus
conocidos le apodan “El Turco”). En 1988, participaba en un encuentro
internacional de escritores, en vísperas de celebrar el centenario del
natalicio de Gabriela, cuando se entera de las peripecias que había sufrido
Isolina Barraza y otros más tratando de cumplir con el deseo de la escritora.
José los escuchó y pensó en la cantidad de errores que se habían cometido, que,
para él, siendo vendedor y conocedor del arte de convencer, le sería muy
sencillo. Así que decidió tomar el desafío como suyo y empezar a mover los
engranajes necesarios para “lograr en sesenta días” la misión de cambiarle el
nombre a un cerro.
No supo entonces Chapochnik en que se estaba metiendo. A
la sazón contaba con una empresa de plásticos muy productiva y que le daba
excelentes divisas; una familia protegida. Era, también, partícipe del Pen
Club; miembro de la Sociedad de Escritores de Chile; de la Academia
Iberoamericana de Poesía, España, del Grupo Fuego de la poesía y del Ateneo.
Verá su vida tambalear en la obstinación y la locura, incluso tendrá que pagar
un alto precio por cumplir con la principal poetisa chilena.
Al año siguiente elaboró un plan de trabajo, redactó
algunas cartas y se lanzó en la búsqueda de las interminables reuniones con las
autoridades de la región y con el gobierno militar. Desde el general Pinochet,
la hija de
éste que entonces era parte del consejo de la cultura, hasta intendentes,
gobernadores y alcaldes. Recibía dos tipos de respuestas: las alabanzas, los
abrazos y compromisos, que rápidamente quedaban en nada; o sencillamente, por
otro lado, el no rotundo del desinteresado.
Puso en práctica el plan B.
Comenzó a dar charlas sobre Gabriela Mistral y el objetivo en que estaba empeñado en todas las principales ciudades de
Chile, desde Arica hasta Castro, creando un nivel de “conciencia nacional” con respecto
a su tarea. Utilizó su empresa como
soporte de difusión: en cada sobre que le mandaba a sus clientes y proveedores
puso un impreso que decía “Queremos que un cerro con el nombre de Gabriela
Mistral en el Valle del Elqui” y volvió a intentarlo reuniéndose
con las autoridades. ¿Qué paso con este nuevo paso?... Pues nada.
Otra idea. Si los resultados no se obtenían desde dentro
del país, quizás sería distinto si existiera una presión desde afuera, desde
los distintos enclaves culturales del mundo. Que el tema fuera de discusión
obligada en las distintas embajadas y fiestas diplomáticas. La cosa era hacer
ruido. Consiguió una lista con las direcciones de 800 escritores y autoridades
del orbe e inicialmente escribió 1600 cartas,
de las cuales la mitad eran manuscritas, contrató dos secretarias para tal
efecto. A cada carta que envió le sacó una copia y las empastó para tenerlas
como recuerdo; sin embargo, fueron muchas más las respuestas, de gente tan distinta
como François Miterrand, presidente de Francia, o de Javier Solar,
Ministro de Educación y Cultura de España, pero nunca recibió respuesta del
alcalde de Coquimbo.
¡Cuánta verdad la del profeta en su tierra!
Un día recibe una carta de Manuel González, escritor madrileño, quien se
compromete a iniciar en su país todo un movimiento internacional que apoye esta
tarea. Allí se lanzó a rodar esta bola de nieve que se fue haciendo cada vez
más grande, y Chapochnik seguía con su buzón a tope.
Actualmente se guarda en su casa museo, 27 tomos
empastados con todas las misivas que recibió.
El hombre perdió casi la razón; perdió su industria. Se
sumergió tanto en el qué hacer que se transformó en obsesión. Además, cada
carta, telegrama, viaje o reunión significaba un costo que sólo él solventó, a
costa de su empresa que descuidó de tal forma que sus clientes más importantes
fueron levantados por la competencia siempre atenta a cualquier debilidad en el
mercado. Comenzó a empobrecerse.
La Junta Nacional de Gobierno en esa época, casi finalizando la dictadura militar, lo recibe en una reunión donde
estaban los comandantes en jefe de las ramas del ejército y la policía. Merino,
Stange, Mattei y Sinclair lo escuchan estupefactos en uno de sus discursos
más vehementes que quizás en otras circunstancias habrían significado que lo
echaran a patadas de la sala de reuniones. Meses después lo llama el comandante
Merino en persona y le dice que el asunto se había debatido y aprobado, que
mandará todos los antecedentes al Consejo de Desarrollo Comunal de Paihuano,
dónde obviamente tuvo el visto bueno en tiempo record y fue derivado a
Bienes Nacionales.
¡Cuánta felicidad!, la tarea estaba hecha.
PERO NO TODO PUEDE SER TAN FÁCIL...
En el Ministerio de Bienes Nacionales se escuchó
otro NO, que se sumó a la larga lista que ya tenía reunida. Ocurre que en el Valle del Elqui no queda
nada que no esté en poder de los privados. Lo único público es el camino
y las nubes sobre él, pero todo el resto ha sido vendido a los particulares.
La desazón e incluso la depresión se apoderó de “El Turco”
Chapochnik, mientras le seguían mandando cartas y haciendo artículos en diarios
mexicanos, portugueses e italianos. Él estaba destrozado, pero como todas las
historias hermosas que ocurren en el mundo, en el último momento,
cuando estaba por dimitir, a su casa llegó un mensaje escrito por los
escritores uruguayos y su presidenta María Eugenia Huerta que decía así :
José:
Yo sé que estás cansado. Tienes frío. En este momento hay cuarenta grados
bajo cero. Tus manos están entumecidas, tus pies gangrenados, falta el oxígeno.
Tú sabes que vas a morir. Pero estás colgando de una soga a seis metros de la
cima del Aconcagua. En nombre de todos los escritores del Uruguay, te pedimos
que hagas ese último esfuerzo, que subas los seis metros que te faltan, porque si
tu bajas ¿Quién sube de nuevo?... Ese gesto le salvó el
alma. En ese momento se produjo el cambio
de gobierno, iniciándose la serie de gobiernos. Decidido a continuar, se
dirigió al Conservador de Bienes Raíces de la Región y averiguó el nombre de
todos los dueños de predios y empezó a contactarse con cada uno de ellos para
averiguar quién cedía un cerro. Esta parte de la operación significó abocarse
en ella por tiempo completo y pensó que a la larga su familia le entendería. Entonces la abandonó. Por otro lado, su
empresa estaba quebrada.
La mayoría de los cerros importantes en Montegrande pertenecían
a comunidades, eso hizo más difícil la labor ya que si uno solo de ellos se
oponía, no se podía hacer nada.
Allí se dio cuenta de los cierto en que estaba la Mistral al decir que en
Chile tenía muchos enemigos, los cuales aún persisten en la cuarta región,
porque incluso se llegó a aducir que cambiarle el nombre a un cerro traería
multitudes paganas a la región que le rendirían culto a la escritora y
romperían con la tranquilidad del valle. Mistral, en
sus misivas de 1947, reconocía que el cerro que llevaba siempre en su corazón
era aquel que miraba desde niña en su casa, el cerro El Fraile; pero
como ya estaba bautizado, era mejor que buscaran otro. Un día sentado en la
Plaza de Montegrande junto al nuevo Alcalde de la comuna, Chapochnik se dio
cuenta de que el único cerro que no había considerado era justamente ese, ya
que la Gabriela lo había rechazado. Decidió ir donde los dueños de El Fraile.
EN BUSCA DE EL FRAILE. -
El cerro El Fraile pertenecía a una comunidad de importantes exportadores
de uva que apenas se quedaban unos meses en Chile. Les escribió una carta, pero
esta vez él mismo iba con ella pegado como estampilla. Esta era la última
instancia a la cual recurrir, tantas eran las negativas que había recibido. Lo
atendió en Santiago un señor llamado Jorge
Cifuentes, de cara impávida, que le escuchó decir el eterno discurso que
“El Turco” sabía de memoria. Pasaron los minutos de monólogo hasta que el
interlocutor, aparentemente cansado, levantó una mano y le dijo “¡Basta!, el
cerro es suyo”. Chapochnik no pudo aguantar las lágrimas y se echó a llorar
abrazado por el empresario.
Después de eso, buscó el
auspicio del Ministerio de Educación para hacer la
ceremonia del cambio de nombre del cerro. En aquella época estaba de Ministro Ricardo Lagos, que se vio acosado
por 30 días, mañana y tarde,
ser reconocido como “El Loco del Cerro”. Consiguió el auspicio. Luego fue
donde las autoridades de la cuarta región y entonces cometió unos de sus pocos,
pero grandes errores: obnubilado por su logro se empeñó en realizar la
más magna fiesta de bautizo y permitió que en la intendencia se generaran
comisiones para la ceremonia. -Imagínense
a 22 grupos de burócratas tratando de ponerse de acuerdo en el tipo de canapé
del cóctel o en el color del mantel de las mesas-. El resultado
fue una cadena enredada e imposible de tramitaciones y decisiones por tomar.
Pasaron meses y la historia no tenía fin. Aprovechó ese tiempo para hacer las gestiones en el Instituto
Geográfico Militar, y lograr que el cerro con su nuevo nombre apareciera
en los mapas. Ese también fue un trámite de mañanas y tardes, en donde se ganó
por cansancio.
LA TIERRA VUELVE A ABRIRSE BAJO LOS PIES.
Pasaron los meses y un día recibe un llamado de Jorge Cifuentes. “Tengo malas noticias” -le dijo- “Mi socio que
vive en Alemania, ha cambiado de opinión y no quiere que el cerro cambie de
nombre, para no alterar la idiosincrasia del lugar”. Chapochnik en un segundo
se convirtió en el más grande de los farsantes, que hasta había movilizado al
gobierno de una nación en lo que entonces se transformó en una mentira. Temblando,
preguntó cuándo vendría el “socio alemán” a Chile para tratar de convencerlo
personalmente, y esperó a que la situación se confirmara. A aquella reunión Chapochnik
fue acompañado de la prima de Cifuentes, la señora Luisa Hermosilla. Fueron hasta un fundo en las afueras de Santiago
donde sin previa cita entró en la sala de reuniones y se encontró de frente con
su último gran obstáculo. El “socio alemán” salió de sí, gritó y amenazó, “¡¿Cómo
es posible que entre así a mi casa?!”, pero ante la presencia de la Sra.
Hermosilla se calmó lo suficiente como para escuchar el eterno discurso del
deseo de Gabriela. Luego de un rato de distancias insalvables, convidó al
“Turco” a que lo acompañara a su habitación donde le enseñó sobre la cama un
inmenso póster de Gabriela Mistral. Chapochnik estaba mudo. Luego le enseñó
unos álbumes de fotografías en donde aparecía junto a sus padres y a Gabriela
misma en algunos veranos que ya pasaron hace tiempo. “¿Usted cree que yo no amo a Gabriela?”, le dijo. Y entonces José, sin
poder contenerse, tomó al alemán por la camisa y lo sacudió con todas sus
fuerzas llenándolo de insultos y preguntándole “¿Cómo es posible que si quiere
tanto a la Mistral se niegue terminantemente a su último deseo?”. Esa es una
respuesta que nunca ha podido conseguir. Lo que sí consiguió es que aquel
hombre de mediana edad, rubio y sacudido, lo apartó como pudo, sudando y
nervioso, se dirigió a la Sra. Hermosilla, y le dijo: “Luisa, tráeme los papeles,
lo que sea lo firmo”.
SUBIÓ HASTA SU TUMBA. -
Los días se sucedieron. Se hicieron gestiones en distintos niveles. Los
dueños del cerro el Fraile se transformaron en los más grandes defensores de
las ideas de Chapochnik, consiguieron títulos y papeles en Bienes Raíces;
solicitaron formalmente el cambio del nombre; sobrevolaron la zona para hacer
una nueva cartografía detallada del cerro. Así, el 12 de noviembre de 1990, el Instituto
Geográfico Militar cambió el nombre del cerro El Fraile, en el mapa de Chile,
por el de Gabriela Mistral.
Al poco tiempo de concretada la maravilla a fuerza de
porfía y a costa de mucho sufrimiento, José Chapochnik recogió los documentos
oficiales y otros tantos papeles de su interés durante esta travesía y se fue a
Montegrande. Atravesado por la emoción subió hasta el Mausoleo de Gabriela
Mistral. Solo frente a la poeta, se abrazó a su tumba y gritó a todo pulmón “¡Gabriela, te lo cumplí, te lo cumplí!”.
A pesar de todas las pérdidas que debió afrontar José Chapochnik, confesó que
estaba en lo cierto cuando pensó que algún día su familia perdonaría tal locura
en la que se vio arrastrado. Recuperado a su esposa y a su hija; invirtieron lo
que quedó manteniéndose juntos.
EPÍLOGO
En este homenaje a
Gabriela Mistral, a 70 años de este máximo galardón en la Literatura. Estos 10
volúmenes, más un Compendio de su obra poética que publicó, deseamos y creemos,
haber logrado, en un intento serio y sincero, de contribuir con un pedazo de
bronce, a esta figura que crece en estatura monumental.
Hemos querido
reunir y cumplir el significativo y siempre vigente papel, que su autora le
asignó, al más amplio conocimiento de esta generosa vida, que, convertida en
poesía, pretendió y fue capaz de derramar tantas y tan valiosas enseñanzas de
fraternidad humana.
En Gabriela Mistral
permanecerá su halo, de -Misterio y Fascinación-, -Título de
la Antología General- la Latinoamericanista que apoyó la Liberación de
Nicaragua, con Sandino, y dijera: “Lo de Nicaragua, aprieta el corazón.
Lástima que no le demos, sino palabras al hombre heroico.”.
Admiró a Don José De
San Martín y sus gestas de liberación. A Simón Bolívar con su pensamiento
y los derechos de los pueblos, a ser estados independientes.
En este homenaje, a nuestra galardonada con el Premio Nobel de Literatura. Honramos a nuestro icono, quien tuvo un mensaje para el maestro, su patria, mensaje de libertad y pan, de liberación y derecho, de justicia, en las dimensiones del Continente Americano.
AGRADECIMIENTOS
A la Orden Franciscana de Chile, por la confianza depositada a nosotros y a nuestra Fundación Unión Chilena de Escritores UCHE, que es una realidad nuestro Proyecto Gabriela Mistral "Misterio y Fascinación"
Agradecemos a todos
los Patrocinios otorgados de Ilustres Municipalidades a lo largo de Chile.
Agradecemos los Patrocinios del: Ministerio de Educación de Chile, Honorable Senado de la República de Chile, DIBAM, CNCA, DIRAC, UNICEF. MINREL. Universidad de la Rioja, SINABI de Costa Rica. Biblioteca Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, UBA - Argentina, Universidad de Santiago de Chile.
“Mi cabeza no me
responde bien como antes. Hay tardes en que no sé dónde estoy (y para lo que me
importa…)
Y tardes en que los
recuerdos del Valle de Elqui me agarran, como esos remolinos de aire a las
hojas. Ahora, escribiendo estrofas de mi “recado sobre Chile”, huelo en el aire
frío, atrapo sobre el frescor de la nieve, un aroma que llega roto por los
pinares, y en el que reconozco las manzanillas, que mi madre ataba para sus
infusiones. Y me acude un aroma a brasero, que es toda mi vida de maestrita
pobre, en escuelas más pobre aún. Gracias a cada niño que me dijo, sin más,
Gabriela, y a cada maestra que vio su oficio en mis gestos.
“Se me va todo, se
nos va todo. Apenas puedo despedirme… G. M.
Mario
Reinaldo Artigas Contreras
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